El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos.
Platón.
Llamamos rigor mortis a la contracción de los músculos después de la muerte. La causante es el trifosfato de adenosina que crea un complejo formado de actina y miosina que provoca la tensión de las fibras de los músculos.
Este fenómeno se produce dos horas después de la muerte, mostrándose primero en la mandíbula para pasar a la cara y después al resto del cuerpo de arriba abajo. Tarda en instaurarse entre 6 y 12 horas, aunque un ejercicio intenso antes de ala muerte o un clima cálido puede acelerarlo.
La desaparición ocurre en el mismo orden y tarda entre 36 y 48 horas, siendo lo más determinante la temperatura ambiente.
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