Parafraseando a Italo Calvino, el significado último a lo que los cuentos hacen refrencia tiene dos caras: la continuidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte.
Más extraño que la ficción.
Hubo una razón para empezar este blog. Siempre la hay. Cuando entré a trabajar en la funeraria pensé que sería una buena experiencia. Y desde luego, fue reveladora. El primer cadáver que tuve que llevar era el de una chica de veintipocos que había aparecido muerta en su casa con un traumatismo en la cabeza. Los compañeros dijeron que podía tratarse de un ajuste de cuentas. Siempre respiras tranquilo cuando lo oyes porque piensas: “bueno, ella se lo ha buscado” y a otra cosa. Pero después de ese cadáver viene otro, y con unas circunstancias distintas. Ya no es la drogata de mierda de antes, sino un niño atropellado. ¿Y ahora qué? ¿Cómo razona tu cerebro este hecho tan terrible? ¿Cómo haces para quitarte la imagen de su cuerpo aplastado de tu cerebro? Ya le hemos cagado. Trauma a la vista.
Decides no permitir que te afecte. Es tu trabajo y lo aceptas como el médico acepta la muerte de un paciente, o un abogado defiende al violador que tiene como cliente. Sólo es carne. Hace una hora esa carne sentía como tú, y tenía ilusiones como tú, y le quedaban muchas cosas por hacer, por probar, por sentir… como tú. Mierda, ¿dónde te has metido? Llevas cadáveres de un lado a otro y luego los preparas para que estén presentables a un público roto por el dolor de la pérdida de un ser querido.
2 comentarios:
Desde luego es un trabajo que no te puede hacer ver las cosas de la misma forma que los demás, abstraer todo, intentar tener sangre fría... Vale la pena el blog por ello. Es una filosofía particular, pero seguramente así también valores más pequeños detalles que te hagan sentir feliz. Enfín qué voy a saber yo, que trabajo con seres bien vivos (por desgracia muchas veces :P) ^^
Que bueno que avanzaste a la Paz...
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