LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS

Cuanto más posee el hombre, menos se posee a sí mismo.
Arturo Graf




Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.
Marco Anneo Lucano

La acción humana es impredecible y cualquier estudio sobre la conducta de las personas no es más que un intento vago de poner orden sobre una vasta red de incertidumbres. Quizás podamos crear unos parámetros de referencia, pero es fácil suponer porqué muchos científicos no consideran la psicología como una autentica ciencia.

La justicia humana esta basada en la privación de la libertad del individuo para aflorar de manera innata el sentimiento de culpabilidad y de arrepentimiento. ¿Y que ocurre si esta persona es incapaz de de arrepentirse? ¿Y si no es capaz de asumir la responsabilidad en los actos que comete? ¿Quiénes son los culpables es este caso? ¿La sociedad, por inculcarle estos valores o por ser incapaz de detectar una enfermedad mental que pone en peligro al resto de miembros de su comunidad? ¿Dios, por dejar que otra criatura haga daño sin recibir consecuencias y siendo ejemplo para otros? Se podría pensar que no hay culpables y que las cosas suceden porque si. ¿Entonces, qué quedaría?

Para los creyentes, la esperanza. El deseo que haya algo que sea más grande que nosotros y que ponga las cosas en su sitio y dé lo que se merece al que se lo merece. Es cruel, pero es cierto. Pensemos en los asesinos y en los violadores. En los pederastas y en los terroristas. ¿No deseamos que paguen por lo que han hecho? ¿De verdad que no queremos que sufran por sus acciones?