Melania está pálida y tiene temblores. Me ha comentado lo de pedir la baja y por supuesto le he dicho que no. Y que si lo hacia no sólo la iba a tirar a la calle sino que pensaba sabotearle todos los trabajos que tuviera hasta el día de su muerte. No soy un negrero, pero su trabajo lo tendría que hacer yo y claro…
Al Crazy no le he hecho ninguna perrería. Se ha limitado a limpiar la sangre de ayer de cuando jugamos a la “silla de los temblores”. Creo que lloraba.
La cagada seguía ahí. Ya se le distinguían los bracitos y los ojos. He decidido llamarlo Miguel, como mi ex jefe. Luego llamé a los de mantenimiento para que lo matasen.
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